Estela Canto III

Indigno de las tardes y las mañanas, hateful to myself, indigno de los días incomparables que he pasado contigo, indigno de los lindísimos lugares que veo (el Hervidero, el Uruguay, las cuchillas con algún jinete, las quintas), paso días de pena, de incertidumbre. No he recibido una línea tuya. Pienso en algún inverosímil contratiempo postal; no sé con qué inflexión escribirte, no sé quién soy ahora para ti. Vanamente procuro conciliar tu cariño y tu cortesía de ayer con tu silencio de hoy. No te pido explicaciones, te pido un signo de que aún existo para ti, de algún modo. El viernes estaré en Buenos Aires. ¿Habré de repetirte que te quiero y que podemos ser muy felices? Estela, no me dejes así.
Tuyo, muy solo,
He concluido, bien o mal, tu cuento.
Georgie.
El tono de esta carta, escrito desde Las Nubes, la propiedad de Enrique Amorim sobre el río Uruguay, empieza a anunciar lo que iba a ser una constante: la idea de que yo lo dejaba. Yo no lo amaba, que es distinto, pero en ningún momento pensé en «dejar» a mi querido amigo Borges. Georgie estaba de vacaciones con su madre en casa de Amorim, cuya esposa, Ester Haedo, tenía un
lejano parentesco con doña Leonor.

Querida Estela:
No hay ninguna razón para que dejemos de ser amigos. Te debo las mejores y quizá las peores horas de mi vida y eso es un vínculo que no puede romperse. Además, te quiero mucho. En cuanto a lo demás…, me repites que puedo contar contigo. Si ello fuera obra de tu amor, sería mucho; si es un efecto de tu cortesía o de tu piedad, I can’t decently accept it.
Loving or even saving a human being is a full time job and it can hardly, I think, be successfully undertaken at odd moments. Pero… ¿a qué traficar en reproches, que son mercancía del Infierno? Estela, Estela, quiero estar contigo, quiero estar silenciosamente contigo. Ojalá no faltes hoy a Constitución.
Georgie.
(Si es un efecto de tu cortesía o de tu piedad…, no puedo decentemente aceptarlo. Amar o incluso salvar a un ser humano es un trabajo de todo el tiempo, y creo que no puede ser exitoso si se realiza en momentos perdidos.)
Es la última carta de Georgie. El destino nos separó, las circunstancias, las gentes, las cosas. Pero, de una u otra manera, fuimos amigos hasta el fin.