Los Tigres de Arena
“Públicas Preferencias”
09 de mayo del 2016
“No comprendo del todo la imposición pública de las minorías denominadas “LGBT” que en pleno siglo XXI creen que aún se libra una guerra contra el Poder con el objeto de ser notadas por sus semejantes.”
Hace un par de días me llamaron la atención algunas notas periodísticas que informaban sobre la vanguardista postura de incluir personajes con preferencias homosexuales para protagonizar historias de filmes hollywoodenses, en este caso, incluyendo entes con esta característica en películas producidas por Disney, específicamente, en los filmes “Star Wars” y “Frozen”. En primera instancia, no tengo nada en contra de ello, ya en literatura y en extraordinarias novelas se han desarrollado tramas o romances envueltos en este tópico, inclusive muchos de estos personajes de ficción han servido de arquetipo para otros más, sin que la gente se entere que este fenómeno ya ha generado miles de cuartillas y que muchos lectores han desistido de polemizar sobre esta circunstancia desde hace mucho. Para mí al menos tiene unos 13 años que dejó de ser un asunto debatible —la homosexualidad en la esfera pública— o para elevar a análisis, y no porque no sea interesante, sino que al menos yo viví en los años 90 una gran aproximación y agotamiento del mismo e interpreto hoy como un anacronismo reabrir un ejercicio dialéctico que sensibilizó a la sociedad del continente americano.
Me sorprendió bastante que así como se da en algunas corrientes políticas de nuestro país, ahora un grupúsculo de activistas en los Estados Unidos de manera impositiva pide o exige que un producto de la ficción se convierta en una herramienta que eleve al escenario público la mayor apertura social que se haya vivido en el orbe. Si esta gente quisiera dar un tratamiento serio al tema o hacerlo llegar a la infancia de tal suerte que ésta comprenda que no hay moralidad que transgreda una relación interpersonal, creo que hay medios más serios para lograrlo, no a través de un producto comercial cuyo único fin es el lucro; hay que tener bien claro el fin de las acciones, estos fanáticos de la supuesta defensa de los derechos homosexuales son únicamente un ejemplo más de la radicalización de las convicciones.
Por otro lado, sí, aún hay contextos sociales en los que la gente que ha abiertamente manifestado su homosexualidad sufre discriminación o repudio, empero, se han logrado grandes cosas —especialmente en el contexto mexicano— pues todas las personas deben gozar de los mismos Derechos; jurídicamente, desde sus inicios en Francia a mediados de la década pasada con la incorporación del PACS (Pacte Civil de Solidarité), he encontrado fantástico que los y las homosexuales hoy ya en materia civil se encuentren protegidos también en nuestro país. Inclusive, no dudo que en un futuro no tan lejano, se les permita responsabilizarse de llevar un modelo familiar derivado de una potencial legislación que autorice a una pareja del mismo sexo a llevar a cabo una adopción.
Sí, también creo no debo prestarle tanta importancia a lo que suceda con películas que no veré pero “desafortunadamente” expresiones e imposiciones como éstas me llaman la atención y no logro ignorarlas porque no dejan de ser más que accidentes de un fanatismo disfrazado de nobleza.
Finalmente, yo siempre he admirado a personajes históricos, intelectuales, amigos y amigas personales que han llevado su preferencia homosexual de manera plena, de tal forma que sus carreras y sus logros profesionales persisten y disipan cualquier prejuicio retrograda que se les pueda lanzar; ejemplos hay muchísimos, no cabría mencionar uno solo ya que todas estas historias son dignas y memorables. Ojalá que la asimilación social de este fenómeno siga llevándose en un buen decurso y no regresemos a los tiempos de intolerancia e incomprensión que tanto obscurecieron el actuar de nuestros antecesores.
@eisenbismarck