“Juventud, Política, y Desdén.”

Tigres de Arena
“Juventud, Política, y Desdén.”
14 de junio del 2016
“Si bien la generación “Y” no tiene interés en involucrarse en el fenómeno político de nuestro país, esto no implica que se deba atentar contra la cultura de la democracia o el rompimiento con las formas de convivencia en sociedad.”
Enrique Krauze durante esta semana publicó en su espacio del diario Reforma su opinión acerca de la generación “Y” o llamada coloquialmente “millennial” —de acuerdo al extranjerismo—, a la cual “le preocupa el calentamiento global, el terrorismo, las migraciones, la desigualdad rampante entre billonarios y pobres; en pocas palabras, la destrucción del planeta”, y a la que el tiempo alcanzará sin haber formado una clase gobernante con el nivel suficiente para responsabilizarse por la nación.
La animadversión de la ya no tan joven generación del milenio hacia lo que interpretan como “la Política” y el ejercicio del Poder se muestra como un elemento de cohesión entre los miembros de ésta, inclinándose por tener una posición satelital a lo que sucede en la vida pública y refugiándose en una dinámica de desprecio y desdén en torno a lo que la vivir en sociedad significa.
Esta generación recibió tanto activa como pasivamente la herencia de una identidad política en la que durante su ciclo de maduración ha debido cotejar su lectura de la realidad con los hechos históricos. Se vivió la transición democrática del país durante una etapa de formación de convicciones y se vive una etapa de definición donde más que defender la benevolencia o la malignidad de los partidos políticos, se está en un proceso de decidir sobre si valdrá la pena sostener el sistema que se ha recibido. Todo esto, bajo la mirada perversa de algunos falsos profetas y demagogos que predican con la destrucción y resurrección del sistema corroído por la mafia que según ellos nunca ha dejado de manejarlo.
Sin afán de justificar a persona alguna, durante los últimos quince años ha sido complicado encontrar un arquetipo de estabilidad y progreso; destellos e hitos históricos, así como fracasos e ignominias a nivel colectivo e individual las han representado cabalmente el PRI, PAN y PRD y sus secuelas. A pesar o gracias a ello no se debe olvidar que la Política no es más que un medio en sí misma. Al menos yo desde hace unos cinco años, descreo del patriotismo institucional, del mesianismo conservador y de las cenizas marxistas, y no obstante esto, respeto y acepto que en nuestro sistema aún debe ser a través de estas instituciones que una persona tenga acceso a un peldaño desde el cual modificar su entorno social.
A diferencia del maestro Krauze, más que esperar que surja un movimiento como Podemos o Ciudadanos en México —en razón de la ingenua inconformidad juvenil y discurso adánico con el que se visten—, la clave para el surgimiento de la élite política de esta generación “Y” de la que tanto se espera dependerá de la asunción que ésta haga de la noción sobre cómo un Estado moderno debe funcionar. Debo recordar que esta generación en particular recibió una educación apolítica y ha tenido la ventaja de establecer sus basamentos ideológicos; espero que los frutos de esta autonomía se reflejen paulatinamente y se consoliden en un cisma cuyas consecuencias materialicen los anhelos de quienes desde la caída del socialismo recibieron la encomienda de ser el Futuro. Se ha dado la transición de la potencialidad a la realidad y no hay ignorancia en la cual refugiarse.
Finalmente, en su artículo Enrique Krauze hace un llamado a esta generación y pide que la adolescencia no se prolongue más, llegó el tiempo en que esa inventiva y aire de renovación se enfoque en terminar de construir esa casa que nos heredó, por admiración y respeto a quiénes sí lucharon y defendieron sus ideas, tenemos la obligación de confirmar que estos esfuerzos no fueron en vano. Sí, hay un edificio de corrupción e impunidad aún por derrumbar pero primero hay que sacudirnos el letargo y la somnolencia para así tomar la responsabilidad que nos está llamando, el ejercicio del poder está contemplado para las mentes más destacadas de una época, sin importar la corriente que se abrace, sólo nos queda alzar la mano y comenzar a definir lo que seremos.