Maniqueísmo de Estado

Los Tigres de Arena

4 de Julio del 2016

“Maniqueísmo de Estado”

“Nazismo, fascismo, represión, invitaciones a la disidencia, dictadura y muchos otros términos han emergido del léxico militante con la perversa mas inútil intención de convertir una vez más la tragedia en boga en su Mayo del 68.”

Como ha venido acostumbrando el gobierno federal a sus gobernados, cada año debe haber algún suceso —provocado o no por el Estado— que polariza y divide la opinión pública; y en este 2016, para alimentar el repudio fanático de cierto sector radical, tras definir e implementar las acciones que buscan solucionar el conflicto con la CNTE, la sociedad mexicana en sus ratos de ocio ha tomado postura y se ha dividido en defensores y detractores del movimiento que según algunos refleja la “la realidad del país en llamas”. Haciendo una pequeña retrospectiva de lo que han sido los cuatro años de ejercicio del poder de nuestro actual Presidente de la República, encuentro que esa lectura de la realidad popular ha sido la misma, sin importar los aciertos y los sinsabores que nuestra actual clase gobernante nos ha brindado.
Mientras la clase crítica se mantiene en una falsa dinámica dialéctica, el sector militante por ambos bandos lanza interpretaciones absurdas sobre lo que sucede, yéndose a extremos tan hilarantes como desafortunados. Considero que una regla básica cuando se pretende ser analista o cuando se cree que la opinión de uno vale más que la del resto —y por más que uno incansablemente la difunda—, es, la de no homologar o colocar al mismo nivel dos sucesos históricos con causas completamente diferentes aunque en apariencia se unan por desencadenar efectos similares.
Durante las últimas semanas, se ha exagerado y tergiversado la descripción del caso Nochixtlán, habiendo algunos sofistas que se atreven a comparar la cuestionada respuesta oficial a este conflicto con casos de auténtico terrorismo de Estado, el cual dista mucho de retratar lo que verdaderamente sucede en aquella región junto con sus efectos en la vida pública. Nazismo, fascismo, represión, invitaciones a la disidencia, dictadura y muchos otros términos han emergido del léxico militante con la perversa mas inútil intención de convertir nuevamente la tragedia en boga en su Mayo del 68.
El efímero dualismo que ha surgido a partir de este suceso presenta su mayor debilidad —desde ambos bandos— a través de las personas que pasionalmente llaman a la concientización y a tomar de postura respecto de algo en lo que nos guste o no estamos al margen, puesto que este accidente de la Reforma Educativa se debió suscitar previo la aprobación de la misma. Esta reforma fue analizada y promulgada por los representantes populares, es decir, una fracción de éstos por lo menos debió defender y exponer las inquietudes del magisterio y, seguramente lo hicieron, sin embargo, en el marco de la legalidad la reforma educativa concluyó su proceso legislativo, por lo tanto, lo que a esta altura es inaceptable es la negación y la contravención de nuestros propios ordenamientos. Sintéticamente, en el desarrollo de un fenómeno tan complejo como éste , no podemos tolerar que hoy se plante una minoría que por la vía de la violencia nos diga: “no, siempre no quiero y haz como te plazca”.
En lo personal, entre las consecuencias que se desprendieron de este conflicto magisterial para reflexión de la colectividad, destaca la de aceptar el espejismo de que somos una sociedad sensata y civilizada; las reacciones y el tratamiento que se ha dado de este asunto —derivado de cómo se reacciona desde hace décadas cuando se lacera nuestra “mexicanidad”— deja una vez más mucho que desear y no se ve que la voz de la cordura se alce para fijar una postura desde la cual —en caso de desearse— se logre tener injerencia y se coadyuve a remendar lo desgarrado.
Por último, insisto, no hay punto de comparación entre ejercer una de las atribuciones que tiene el Estado para garantizar la seguridad de la población y los actos terroristas de cualquier naturaleza; yo no veo relación alguna entre lo hecho por la Policía Federal en Oaxaca con lo perpetrado por los villanos del ISIS en Turquía y en Iraq esta semana, y sí, existe el perspectivismo, pero por encima de ello siempre habrá de prevalecer el uso del criterio y el sentido común.