“Político Existencialismo”

Los Tigres de Arena

“Político Existencialismo”

11 de octubre del 2016

“…quienes hoy se aventuran a hacer de la Política el objeto de su existencia terminan por retratarse a sí mismos y en convertirse en una caricatura de los anhelos ajenos.”

A la espera de saber quién será el nuevo galardonado con el premio Nobel de Literatura por la Real Academia de Ciencias de Suecia, regresé esta semana a la contemplación de la cotidianeidad.
Ya cercanos muchos de mis cogeneracionales a los 30 años de edad, comienzan algunos de ellos a cuestionarse instintivamente por asuntos tales como la trascendencia, la reputación, el legado histórico y las hazañas. Repentinamente, estos entes encasillados como la “generación del milenio” han comenzado a “despertar” —afortunadamente no en el sentido de la izquierda mexicana—y a cotejar sus idilios con la realidad de la que ya se están haciendo cargo.
Sueños, proyectos, ideas grandilocuentes, cismas y rupturas de tradiciones emanan de las mentes de estos impetuosos personajes, quienes vislumbran el gran escenario de la vida pública como un atajo para conseguir lo que dejaron de lado durante más de una década. Muchos de estos seres piensan que aún existe la oportunidad para cosechar algo que jamás fue sembrado o de rectificar el camino para obtener el reconocimiento popular. Esta dinámica reflexiva la extienden durante largos periodos de tiempo, hasta el punto de arribar a la sesuda conclusión de que todavía es tiempo en que pueden aspirar a cambiar su mundo y su contexto por vía de lo que Política y el Derecho les permitan, aún y cuando de manera muy superficial conozcan los “mecanismos” de un sistema político.
Evidentemente, lo que describo proviene de pequeños escenarios donde he presenciado de manera indirecta la transformación en cuestión de años de los personajes más soeces y deleznables de mi generación, quienes de manera intempestiva decidieron disfrazarse con un traje y una corbata, hoy peroran por todos los medios posibles que desean trabajar por una mejor ciudad y por un mejor país; mágicamente estos individuos hoy defienden fervorosamente a los grupos vulnerables y a población en marginación y nos lo hacen saber a todos sus espectadores mediante fotografías y videos que difunden en las redes sociales. Me resulta pasmoso y “milagroso” que por una repentina devoción hacia el Gobierno y sus variantes, algunos de los personajes más cuestionados de mi tiempo hoy se hayan transformado en seres inmaculados y prístinos.
Existen teorías político-filosóficas que sostienen que la identidad de una persona se forma o se define a partir de lo que esta haga en la vida pública, es decir, el ser es en cuanto a presencia en la conciencia de la comunidad. Si se sigue esta noción, se entenderá el comportamiento de quienes conforman las nuevas generaciones y aquellos casos en que es casi patológico el deseo por tener un lugar en la vida pública. Aunado a esto, día a día crecen las agencias “mercadológicas” cuyo trabajo se concentra en la creación de imágenes y fachadas que se adapten a un supuesto gusto o aceptación general. En términos “heideggerianos”, diría que se cumple con todo lo que un ser inauténtico ha de realizar a lo largo de su existencia, condenándose a la rutina de lo “uno”. Evidentemente, todo esto que menciono para cualquier aficionado a la filosofía no es más que una manera de obviar uno de los grandes males de esta época: quienes hoy se aventuran a hacer de la Política el objeto de su existencia terminan por retratarse a sí mismos y en convertirse en una caricatura de los anhelos ajenos.
En fin, como en otras ocasiones, algunos contemporáneos me provocaron decepción y lamento; como siempre, sigo expectante “disfrutando” del ascenso de los menos capaces y contando las horas para que estos individuos demuestren fehacientemente que la selección natural y la evolución en Política jamás tendrán cabida.