Los Tigres de Arena
“¿Dónde están los treintañeros?”
26 de Diciembre del 2016.
Se cierra un año calendario más y los ciudadanos de la era de la globalización proyectan el 2017 con un optimismo cauto, en virtud del envilecido comportamiento político que se manifestó en las principales civilizaciones de Occidente. Más allá del oscuro panorama que se vislumbra, el ciudadano contemporáneo –especialmente aquel sobre cuyos hombros se empieza a sentir el cambio generacional- tiene ante sí la gran oportunidad de “tangibilizar” los anhelos al margen de los cuales se formó; ante sí, tiene la gran responsabilidad de decidir si esta época ha de sostenerse sobre los sueños de sus padres o si es momento de rehacer, retroceder y recomenzar.
En el caso mexicano, 2017 trae consigo el inicio de la carrera presidencial, sin embargo, en comparación con otros periodos de transición democrática, el periodo que se avecina para México se presenta como un fenómeno complejo caracterizado por la ausencia de liderazgos políticos e intelectuales que convenzan al habitante promedio a tomar una postura, o bien, el instarlo a ejercer a conciencia su derecho al voto. Por primera vez en mucho tiempo el desdén, la desidia y la desolación, se han colocado como factores de cohesión entre el electorado, mismo que ya anticipa expresar su hastío a través de la abstención y los ataques en contra de la clase política postulante.
Asimismo, esta nueva transición democrática tiene como protagonista a la generación “Y” o “del Milenio”, puesto que algunos miembros de ésta aspiran a iniciar sus carreras en el sistema de gubernativo –desde cualquier de los tres Poderes de la Unión-, convirtiéndose en los rostros y representantes de una legión que se mantiene dubitativa y extraña de lo que implica participar en la vida pública. Sintéticamente, esta generación de hombres y mujeres entre 25 y 35 años se han “descubierto” a sí mismos al comenzar a razonar e interpretar lo que vivir en un Estado implica. En este sentido, en la realidad inmediata –al menos en la que yo percibo- se muestran los integrantes de esta generación con una actitud inerme y pasiva sobre lo que viene. También, aún y respetando la postura de aquellos que no desean saber sobre el sistema político, es de notar que los entes menos capaces y de pobre formación poco a poco han ido encontrando refugio en las estructuras partidistas y en rincones de la administración pública; peligrosamente, el auge de los leguleyos y los ambiciosos amenaza con deteriorar más la relación entre el gobierno y la población.
Pase lo que pase durante el próximo año, estaré a la expectativa de lo que mis contemporáneos se propongan hacer o no hacer, mantengo la fe en que sabrán decidir correctamente y de manera inteligente asumirán el reto de su tiempo. El futuro les ha alcanzado y el gran escenario espera por el acto principal del cual son inminentes protagonistas.