“El amor había sido su meta, que no es nunca llegada, ni destino, sino siempre punto de inflexión. Ἔρως (érōs) es lo mismo que ἥρως (hḗrōs), decía Platón, «amor» es lo mismo que «héroe». Por consiguiente, ἡρωικός (hērōikós) es lo mismo que ἐρωτικός (erōtikós). Heroico es lo mismo que erótico; lo mismo que enamorado. En esta contemporaneidad cobarde, en la que cada impulso es vivido como algo vano, o incluso peligroso, y todo se arrastra en gestos pasajeros, en acciones olvidables y en cosas de poca valía, es hacia el heroísmo griego hacia lo que Medea y Jasón nos invitan a dirigir nuestra mirada. Un heroísmo a la medida del ser humano y de su valor para amar. Un heroísmo que no solo hace posible, sino obligatorio, ser feliz o, mejor dicho, ἀσπάσιος (aspásios), estar «lleno de alegría». Esa es la medida de los héroes.”