La Civilización de Mario Vargas Llosa

Los Tigres de Arena

08 de marzo del 2016

“La Civilización de Mario Vargas Llosa”

“Mario Vargas Llosa se confirma como el hombre de Letras e intelectual latinoamericano más influyente de Hispanoamérica, y tal vez, del mundo.”

La edición de esta semana del suplemento cultural Babelia dejó una interesante entrevista con el maestro Mario Vargas Llosa en el marco de la publicación de su nueva novela “Cinco Esquinas”. Seguramente será una lectura obligatoria de este 2016.

Como es costumbre, el gran conversador Vargas Llosa atrae a los lectores con sus brillantes reflexiones, y sorprende con su lucidez y sencillez pareciendo todo menos un hombre en el ocaso de su vida.
Además de aclarar algunos puntos sobre la trama de su nueva novela, Vargas Llosa reflexiona durante la entrevista sobre temas como el erotismo y el manejo de la información por parte de las figuras en el Poder en época de las dictaduras. En particular, me agradó este fragmento de la misma:

“P. Más que la violencia, en su novela está presente el uso de la vida privada como arma arrojadiza. ¿Dónde empieza la vida privada de un personaje público?
R. Si desaparece el derecho a la privacidad, se destruye un valor fundamental para la supervivencia de los otros valores. Sin vida privada se produce un retroceso hacia la barbarie. La civilización se puede definir de muchas maneras, pero la más obvia es el cuidado de las formas. Es lógico que una persona pública —sobre todo un político— tenga que aceptar cierta vigilancia sobre su conducta, pero se ha llegado a unos extremos donde esa vigilancia se ejerce de una manera abusiva. Por una aberración, eso se confunde con la libertad de prensa.”
Siguiendo la noción del Maestro, este fenómeno se vive todos los días en la vida política de nuestro país. El poder de colocar a alguien ante el tribunal de la “colectividad” ya no se encuentra más en los medios de comunicación masiva, ya cualquier individuo en posesión un teléfono celular moderno y conexión a Internet tiene la capacidad de difundir contenido “crudo” directamente a una audiencia que la mayoría de las veces lo interpreta como la Verdad, ignorando que dichos sagaces y atrevidos productores sean aún más tendenciosos y manipuladores que los comunicólogos más populares del país.
A nivel personal, siempre he estado en contra del extremo asedio hacia las figuras publicas sin importar el campo en el que destaquen. Aunque nos decepcione o desanime, las vidas personales de estos entes son tan grises y sencillas como las nuestras; no habría porqué idealizar sus estilos de vida, acaso, de existir algún hábito extraordinario, emularlo.
Tanto es chocante y de gente timorata -especialmente en pseudo políticos- comportarse como si se fuera alguien popular y en constante acoso por cumplir temporalmente con responsabilidades directivas , como así también lo es desenvolverse “campechanamente” en ámbitos que siempre han estado regidos por reglas de comportamiento. Me sigue haciendo reír que hoy día los políticos ganen más votos por pasar o fingir ser “gente de barrio” que por convencer con algún proyecto -nunca original-. Es ridículo que hoy se hayan invertido los códigos de conducta por la falsa creencia en una congruencia entre ambas esferas de la vida social.

No es la primera vez que Vargas Llosa nos hace poner atención en esto, ya en su Civilización del Espectáculo desarrolló este tema y aún no se le ha dado la suficiente importancia; por el contrario, hoy nos sorprendemos con encontrar -detonado por la dinámica en redes sociales- que tiene el mismo nivel de relevancia -a nivel difusivo- enterarnos qué desayunó un artista de televisión y una intervención del secretario general de la ONU; esto lo puede corroborar cada quien todos los días.
Aún hay tiempo para corregir como sociedad y retomar la concepción que se tuvo siempre sobre las dos dimensiones en que se actúa el Hombre; evitemos que el odio y el morbo terminen con el pacto social que nos diferencia del resto de las especies.