Los Tigres de Arena
22 de marzo del 2016
“Hermanadas por la enfermedad”
“La fantasía del paraíso que ofrecían las repúblicas sudamericanas que optaron por la izquierda como gobierno parece vislumbrar su fin con los recientes reveses que han sufrido Evo Morales, Nicolás Maduro y Dilma Rouseff.”
Durante las últimas dos semanas la República del Brasil ha vivido momentos históricos derivados del descubrimiento de atroces actos de corrupción que involucran a los líderes del Partido de los Trabajadores incluyendo a Dilma Rouseff y a Luiz Inácio Lula da Silva. Entre las manifestaciones que mayor impresión me causaron, hubo una en la ciudad de Sao Paulo donde se reunieron casi 500 mil personas sobre la avenida Paulista para manifestar su repudio contra un gobierno al cual le “detonó en las manos” el inestable material del cual está compuesta la corrupción. Extrañamente, el acumulamiento de circunstancias análogas en los gobiernos de Argentina (era Kirchner), Bolivia, Chile, Venezuela han provocado un cambio de postura política en sus habitantes, brindándole una oportunidad más a la también dubitativa y endeble Derecha con esperanzas de enderezar y rectificar en el rubro económico, pues, sus sociedades se polarizan día a día por la ausencia de visión y proyección en sus administraciones.
Mientras Sudamérica parece “despertar” del sueño socialista, me parece increíble que en España y México se esté considerando alternar por este modelo político, el cual ha fracasado en todos sus intentos de implementación. Externo lo anterior no como preámbulo a un ataque dirigido hacia algo o alguien indefenso; al contrario, lo que hoy sufre la Izquierda no proviene de las ya agotadas y asimiladas falencias del marxismo; lo que sufre tiene su origen en la voluntad, ambición e insatisfacción de los neófitos funcionarios públicos que se derrumban ante la tentación de incrementar clandestinamente sus sueldos en el olvido de sus atribuciones como servidores públicos.
Develar el fenómeno de la corrupción como la pandemia de las sociedades latinoamericanas y como la semilla de la destrucción del neo-socialismo sudamericano no me coloca como el poseedor de la Verdad ni mucho menos estoy expresando lo que un sinnúmero de extraordinarios académicos han desglosado ya de manera excelsa; tomo este mal de todas las épocas por ser el único argumento de autoridad que se arrojan mutuamente los fanáticos del dualismo político y quienes carecen del sentido común para concentrar su atención y su intelecto en desafiar a estos famélicos entes con una argumentación fundamentada en hechos históricos. Ya lo he dicho anteriormente, no bastan el grito ni la queja y menos las incitaciones a la disidencia y la violencia; si desenvolvemos esta problemática, arribaremos a la base de nuestra sociedad para darnos cuenta que nosotros mismos propiciamos por omisión que lleguen a ejercer el Poder los seres menos aptos.
Los regímenes de Izquierda latinoamericanos -arquetipos de nuestra Izquierda mexicana- están por derrumbarse a raíz de este mal colectivo, y, lo que históricamente la Izquierda de nuestro país ha atacado del anquilosado sistema político, hoy está dejando a países potencialmente ricos al borde del abismo incapaces de brindar bienestar a sus gobernados.
Siempre me ha conmovido y apasionado la reacción de los ciudadanos que vivieron las dictaduras militares en Sudamérica y, quienes una vez más, se enfrentan al reto de superar ese dualismo que se trastornó en ambos extremos, en búsqueda de un equilibrio que deje atrás la simpatía por la demagogia y el carisma de los sátrapas que aislaron el lenguaje del gobernante de la realidad social. Precisamente en estos momentos debemos voltear la mirada hacia nuestros hermanos sudamericanos y aprender de sus actos. Al momento de redactar esta participación, Lula ha sido impedido de asumir como Ministro de la Casa Civil del Gobierno del Brasil y Barack Obama desahoga en la Habana la primera agenda bilateral en 88 años con Raúl Castro.
No espero que la Izquierda desaparezca, todo lo opuesto, deseo que resurja actualizada y vuelva a aportar los programas sociales que mejoraron el nivel de vida en algunos países europeos; también, deseo que la Derecha tome precauciones y reconsidere su postura y observación de quienes concentran grandes capitales en los límites de la legalidad y que han logrado manipular los entramados del poder público.
La Izquierda y la Derecha que aún se desgarran con descalificaciones pretenden ignorar su aspecto mohíno producto de la enfermedad que ambas las ha corroído durante la época más prolífica de la civilización moderna; esta enfermedad deleznable puede acabar con una Cultura y sus arquetipos, es nuestra obligación erradicarla dando un sentido ético a cada una de nuestras acciones e impedir que ésta termine de corroer la estructura que sostiene a las sociedades democráticas y liberales de nuestro continente.
@eisenbismarck