TRACTATUS LOGICO-PHILOSOPHICUS
Dedicado a la memoria de mi amigo David Pinsent
Motto:… y todo lo que se sabe y no se ha oído meramente como rumor o murmullo, puede decirse en 3 palabras. Kürnberger
Este libro sólo será entendido quizá por quien alguna vez haya pensado por sí mismo los pensamiento que en él se expresan o, al menos, pensamientos parecidos. No es éste pues un libro que pretenda sentar doctrina. Su objetivo lo alcanzaría si procurase placer a quien lo leyera comprendiéndolo.
El libro trata de los problemas de la filosofía y muestra – según creo- que el planteamiento de estos problemas descansa en una mala comprensión de la lógica de nuestro lenguaje. De alguna manera, todo el sentido del libro podría condensarse en las siguientes palabras: lo que en cualquier caso puede decirse, puede decirse claramente; y de lo que no se puede hablar, hay que callar la boca.
El libro quiere trazar un límite al pensar o, mejor dicho, no al pensar sino a la expresión de los pensamientos; porque, para trazar un límite al pensar, tendríamos que poder pensar ambos lados de ese límite (tendríamos que pensar lo que no puede pensarse.)
Por ello, el límite sólo podrá trazarse en el lenguaje y lo que está al otro lado del límite será, simplemente, un sin-sentido.
No quiero juzgar hasta qué punto mis esfuerzos coinciden con los de otros filósofos. De hecho, lo que he escrito aquí no tiene aspiración alguna de novedad en sus detalles; y la razón por la que no indico fuente alguna se debe a que me resulta indiferente si lo que he pensado ya había sido pensado con anterioridad por algún otro.
Sólo quiero mencionar que debo a las grandiosas obras de Frege y a los trabajos de mi amigo Bertrand Russell una gran parte del estímulo que ha alimentado mis pensamientos.
Si este trabajo tiene algun valor, éste consiste en dos cosas. La primera de ellas es que en él se expresan pensamientos, y este valor será tanto mayor cuanto mejor expresados estén. Tanto mayor será cuanto más se haya remachado el clavo. En este punto, soy consciente de haberme quedado muy por debajo de lo posible. Simplemente porque las fuerzas de que dispongo para cometer la tarea son demasiado reducidas.
Ojalá vengan otros que lo hagan mejor.
En cambio, me parece que la verdad de los pensamientos de los que se da cuenta aquí es intocable y definitiva. Soy por ello de la opinión de que, en lo esencial he resuelto los problemas de modo indiscutible. Y si no estoy equivocado en esto, la segunda cosa de valor que hay en este trabajo consiste en mostrar cuán poco se ha conseguido una vez que estos problemas se han resuelto.
L.W
Viena 1918