Tigres de Arena
18 de Octubre del 2016
“Rechazando la Universidad”
“…queda muy claro que quienes rechazan la Universidad son estos mismos individuos junto con sus respectivos líderes”
La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo más allá de los claroscuros que ha tenido en su etapa moderna, —en lo personal— sigue siendo una de las casas de estudio más importantes del país, así como cuna de ilustres profesionistas; es muy lamentable la situación por la que pasa ahora, peligrando más que nunca un ciclo escolar por causa de la mezquindad y el egoísmo de unos cuantos.
Superficialmente, el problema dicen algunos es la limitación por parte de las autoridades universitarias para controlar el ingreso que se tiene a las diferentes facultades, sin embargo, quienes estudiamos en esta digna institución, sabemos que el fondo del problema esta vinculado a la ambición de unos cuantos. Al menos yo recuerdo vivamente durante mi paso por la Facultad de Derecho, que anualmente vivimos y fuimos testigos de los atracos que las diversas “corrientes” estudiantiles año con año maquinaron y que no vale la pena enlistar. Si bien siempre ha existido una fuerte actividad política al interior de la universidad, de una década para acá el ejercicio de los grupos que se desenvuelven en ésta se ha ido radicalizando y hace mucho que se olvidaron esconder a los michoacanos su voracidad y su ausencia de vocación académica. En menos de 10 años, la Universidad Michoacana fue debilitada en su estructura por la pandemia en que se convirtió el deseo y la ambición de las minorías que han tenido acceso a la administración de los recursos financieros. De hecho, históricamente el origen de los problemas universitarios —y de muchos de los problemas relacionados con el Poder— tienen relación con la distribución de los recursos y los apoyos hacia los distintos sectores que componen la Universidad.
Desafortunadamente, hace mucho tiempo que la UMSNH dejó de ser la “gallina de los huevos de oro” y hoy entre los sindicatos, la demagógica gratuidad y los apoyos que deleznablemente se reparten entre las asociaciones estudiantiles, nuestra universidad se encuentra en el umbral de una quiebra financiera y de un eventual cierre. El secuestro que hoy vive la comunidad universitaria es un acto que a mi parecer no ha de tolerarse bajo ninguna circunstancia, empero, quienes llevan el manejo de esta crisis —sin éxito— han mantenido la vía del diálogo como la solución. Irónicamente a esta altura del conflicto, el rechazo se ha invertido, y con el nivel de argumentos con el que se pretende justificar este movimiento o paralización, queda muy claro que quienes rechazan la Universidad son estos mismos individuos junto con sus respectivos líderes; éstos, rechazan la oportunidad de recibir una educación de calidad, laica y accesible, rechazan la oportunidad de incorporarse a la sociedad como profesionistas, pero, principalmente, rechazan la oportunidad transformadora que la educación por sí misma ofrece.
Siguiendo la línea del infortunio, aún y resolviéndose este incidente, se mantienen en puerta problemas con los sindicatos y con los funestos “liderazgos” que se reparten como botín año con año el presupuesto universitario. Un desolador panorama para quienes agradecemos sobremanera la formación recibida allí.
En el marco de esta crisis, la Universidad y quienes la integran están obligados a parar y replantear la identidad y el funcionamiento de esta institución; lo único de lo que estoy convencido es que bajo la sombra de las ideologías anacrónicas esbozadas por leguleyos y villanos la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo no tiene un futuro, y si ésta no lo tiene, mucho menos lo tendrán los habitantes de Michoacán cuyo destino profesional está ligado a ella. Los aforismos, la retórica y los llamamientos a la cordura han quedado al margen de lo que padece hoy la escuela de todos los michoacanos. Quienes solamente podemos seguir observando expectantes no nos queda más que registrar lo que nos depare este episodio y generar el conocimiento para legar a futuras generaciones.