La Avispa Teresa (Umberto Eco)

Traducción de Luisa Yepes

Querido nietecito mio,

No quisiera que esta carta navideña sonara demasiado Deamicisiana, dándote consejos sobre el amor a nuestros semejantes, a la patria, al mundo, y cosas de ese tipo. No las escucharías, y al momento de ponerlas en práctica (tú adulto, y yo fallecido), el sistema de valores sería tan distinto que seguramente mis recomendaciones resultarían caducadas.

Por lo tanto quisiera detenerme en una sola recomendación, que estarás en grado de poner en práctica incluso ahora, mientras navegas en tu iPad. No cometeré el error de desaconsejártelo, no solo porque parecería un abuelo barbón, sino porque yo también lo hago. Al máximo puedo recomendarte que si por casualidad llegaras a uno de los centenares de sitios porno que muestran relaciones entre dos seres humanos, o entre un ser humano y un animal, en miles de formas diversas, trata de no creer que el sexo sea eso, por demás bastante monótono, ya que se trata de una puesta en escena para forzarte a no salir de casa ni ver a las verdaderas mujeres. Parto del principio de que seas heterosexual, de otro modo, adapta mis recomendaciones a tu caso: mira a las chicas en tu colegio o en el parque, porque son mejores las reales que las de la televisión, y llegará el día en el que te darán mayores satisfacciones que aquellas on-line. Créele a quien tiene más experiencia que tú (si me hubiera quedado con el sexo que se ve en el computador, tu padre nunca habría nacido, y mucho menos tú).

Pero no es de esto que quiero hablarte, sino de una enfermedad que golpeó a tu generación y a la de los chicos mayores que tú que tal vez ya vayan a la universidad: la pérdida de la memoria.

Es verdad que si tienes ganas de saber quien fue Carlo Magno o dónde está ubicada Kuala Lumpur no debes hacer más que oprimir cualquier tecla, e internet te lo dirá de inmediato. Hazlo cuando te sea útil, pero una vez que lo hayas hecho, trata de recordar lo que leíste para no verte obligado a buscarlo por segunda vez cuando tengas una necesidad imperiosa, como alguna investigación de la escuela. El riesgo es que como crees que el computador te lo puede decir instantáneamente, tú pierdas el deseo de grabarlo en tu cabeza. Sería un poco como si, habiendo aprendido que para ir de la calle Tal a calle Talotra, hay buses que te permiten desplazarte sin dificultad (lo cual es comodísimo y debes hacerlo cada vez que tengas prisa), y tú por ello pienses que no tienes la necesidad de caminar. Pero si no caminas lo suficiente, te convertirás en una persona discapacitada, como se dice hoy en día para referirse a quienes deben usar una silla de ruedas. Está bien, sé que haces deporte y sabes mover tu cuerpo, pero regresemos a tu cerebro.

La memoria es un musculo igual que los de las piernas.  Si no lo ejercitas se atrofia, y tú te conviertes en un (desde el punto de vista mental) discapacitado. Es decir (hablemos claro) un idiota. Y además, ya que todos corremos el riesgo de tener Alzheimer al envejecer, una forma de evitarlo es ejercitar siempre la memoria.

Así que esta es mi dieta: Cada mañana aprende algún verso, una poesía corta, o como nos exigieron a nosotros ‘La Cavallina Storta’ o ‘il Sabato del Villaggio’. Y haz competencias con tus amigos para saber quién tiene mejor memoria. Si no les gusta la poesía, háganlo con la formación de los futbolistas, pero atentos a memorizar no solo los jugadores de la Roma, sino también los de los demás equipos, y aquellos de antaño (imagina, yo recuerdo la formación del Torino cuando su avión se estrelló en Superga con todos los jugadores a bordo: Bacigalupo, Ballarin, Maroso, etc). Haz juegos de memoria, ojalá sobre los libros que hayas leído (¿Quién estaba a bordo de la Hispaniola en la búsqueda de la Isla del Tesoro? ¿Lord Trelawney, el capitán Smollet, el doctor Livesey, Long John Silver, Jim…?). Averigua si tus amigos recuerdan quiénes eran los criados de los Tres Mosqueteros y de D’Artagnan (Grimaud, Bazin, Mousqueton y Planchet)… Y si no quieres leer “los Tres Mosqueteros” (y no imaginas de lo que te estás perdiendo) hazlo, yo que sé, con una de las historias que has leído.

Parecerá un juego (y es un juego) pero verás cómo tu cabeza se puebla de personajes, historias y recuerdos de todo tipo. Te preguntarás por qué los computadores eran llamados en una época ‘Cerebros electrónicos’: y por qué fueron concebidos basándose en el modelo de tu (de nuestro) cerebro. Pero nuestro cerebro tiene más conexiones que un computador, es una especie de computador que llevas dentro y que crece y se enriquece con el ejercicio, mientras el aparato que tienes sobre el escritorio pierde velocidad entre más lo usas, y un tiempo después debes reemplazarlo. En cambio tu cerebro puede durar noventa años, y a los noventa años (si lo ejercitaste) recordarás más cosas que aquellas que recuerdas ahora. Y gratis.

Existe además la memoria histórica, aquella que no guarda hechos de tu vida o de lo que leíste, sino de aquello que ocurrió antes de que tú nacieras.

Si vas al cine hoy en día, debes entrar a una hora fija, al inicio de la película. Y si llegas tarde, le pides a alguuien que te cuente lo que ha sucedido. En mi tiempo se podía entrar al cine rotativo en cualquier momento, por ejemplo, a la mitad del espectáculo, y se trataba de entender qué había sucedido antes (después, cuando la película empezaba de nuevo, se veía si se había entendido todo bien (además, si la película te había gustado podías permanecer adentro y volver a verla). Eso, mira, la vida es como una película de mis tiempos. Nosotros entramos en la vida cuando han pasado muchas cosas durante cientos de miles de años, y es importante aprender qué ocurrió antes de que naciéramos, pues sirve para entender mejor por qué suceden muchas cosas nuevas.

Hoy en día la escuela (además de tus lecturas personales) debería enseñarte a memorizar aquello que ocurrió antes de tu nacimiento, pero se ve que no lo hace bien porque varias investigaciones nos dicen que los jóvenes de hoy, incluso los que ya van a la universidad, si nacieron digamos que en 1990, no saben (y de pronto, no quieren saber) qué ocurrió en 1980 (y ni hablar de lo que ocurrió 50 años atrás). Las estadísticas nos dicen que si preguntas a algunos de ellos quién fue Aldo Moro responderán que era el jefe de las Brigadas Rojas, cuando en realidad fue asesinado por estas.

No hablemos de las Brigadas Rojas, aun son un misterio para muchos, aunque hayan sido el presente hace un poco más de 30 años. Yo nací en 1932, diez años después del ascenso del fascismo al poder, pero sin embargo sabía quién era el Primer Ministro en los tiempos de la ‘Marcha sobre Roma’. Tal vez la Escuela Fascista me lo enseñó para explicar lo idiota y malvado que era aquel ministro (el Cobarde Facta) que los fascistas habían reemplazado. Está bien, por lo menos lo sabía. Y además, dejando de lado la escuela, un joven de hoy no sabe quiénes eran las actrices del cine de hace 20 años, mientras que yo sabía quién era Francesca Bertini, que actuaba en el cine mudo 20 años antes de mi nacimiento. Tal vez porque leía viejas revistas usadas guardadas en el trastero de nuestra casa; te invito a ojear también viejas revistas, ya que es una forma de aprender que ocurría antes de que nacieras.

¿Pero por qué es importante saber qué ocurrió antes de nosotros? Porque muchas veces lo que sucedió te ayuda a explicar por qué algunas cosas son así hoy en día, y de todas formas, al igual que la formación de los futbolistas, es un modo de enriquecer nuestra memoria.

Es verdad que esto lo puedes hacer no únicamente con los libros y las revistas, también se puede hacer perfectamente en internet, el cual se debe usar no solo para chatear con tus amigos, sino también para chatear (por así decirlo) con la historia del mundo. ¿Quiénes eran los hititas? ¿Y los Camisards? ¿Y cómo se llamaban las tres carabelas de Colón? ¿Cuándo desaparecieron los dinosaurios? ¿Era posible que el arca de Noé pudiera tener un timón? ¿Como se llamaba el antecesor del buey? ¿Existían más tigres hace cien años que hoy en día? ¿Qué era el Imperio de Malí? ¿Y en cambio, quien hablaba sobre el Imperio del Mal? ¿Cuándo apareció Mickey Mouse?… Podría continuar infinitamente, y serían todas hermosas aventuras de investigación. Y todo para recordar.

Llegará el día en el que serás viejo y sentirás que has vivido mil vidas, porque será como si hubieras estado presente en la batalla de Waterloo, como si hubieras asistido al asesinato de Julio Cesar o como si hubieras estado a pocos metros del lugar donde Barthel el Negro, mezclando sustancias para encontrar el modo de fabricar oro, descubrió por equivocación la pólvora y voló por los aires (bien que se lo merecía). Otros amigos tuyos, que no habrán cultivado su memoria, habrán vivido por el contrario una sola vida, la de ellos, que seguramente habrá sido melancólica y pobre de grandes emociones.

Cultiva por lo tanto la memoria, y desde mañana aprende ‘la Vispa Teresa’.”

Conclusiones personales sobre Memorias de Adriano

Conclusión personal sobre Memorias de Adriano.

(Originalmente, un mensaje de texto.)

Concluí Memorias de Adriano.

Hace unos meses, tuve una conversación con un buen amigo cubano radicado en NY que tiene estudios de maestría en Letras por la universidad de esta ciudad, y discutimos durante horas respecto de la “sustancia” que da existencia al “arte” en cualquiera de sus modalidades. Obtuso yo en aquella noche, intenté justificar ingenuamente mi debilidad por la prosa “intelectual” -de Marías y Benet-; empero, mi amigo Víctor Manuel me terminó dando una clase magistral sobre lo que “mueve” a un artista y lo que aviva su llama creacionista.

Precisamente al transmitirme la noción de ese “qué” -puesto que no era explicable-, me di cuenta que había entre mi ser y las obras que supuestamente yo admiraba una barrera que no me permitía asimilarlas por completo.

Para no hacer cansina esta narración, Victor me dejó “en claro” que las grandes obras artísticas compartían el contener en sí mismas no sólo el conjunto de emociones y sensaciones de un autor sino el relato vital de un espíritu que aspira a perpetuarse en una ficción. Dominador y conocedor de la cultura clásica, aquella noche Víctor me arrastró y dio vuelta de tal manera que hasta apenas hace una media hora logré -supuestamente- sentir y entender lo que antes me estaba vedado.

Todo este preámbulo no es más que el anuncio de un par de conclusiones.

Haber leído Memorias de Adriano me ha marcado, ello no está sujeto a discusión. He comprendido que las obras del hombre y su enlazamiento temporal trascienden cualquier intento de abstracción u ordenamiento; el que una mujer nacida en Bélgica reencarne en un emperador romano -ojo, no erro en las palabras- no puede ser objeto de ciencia alguna. La reconstrucción literaria de las últimas reflexiones de un hombre en el ocaso de su mundo es un acto casi divino; las horas que dura el viaje temporal mientras uno lee al Adriano encarnado en sueño -o el sueño encarnado en Adriano (?)- se convierten en extraños tesoros que nos hacen añorar una época a la que secretamente fingimos haber pertenecido.

Qué me une a Adriano? Qué me une a la sombra de un hombre cuyo espejismo sólo nos llegó por fragmentos? Qué me une a una mujer belga que refundó la cultura aislada en su propio laberinto? Tras leer las Memorias me entusiasmo infantilmente en pensar que sus vivencias, anécdotas y percepción de las escenas que pude recrear me dan acceso a la misma patria a la que pertenecieron Adriano y Yourcenar: no la de los libros y la del mundo contenido en ellos sino la patria a la que se puede accesar gracias al intelecto, que tan inmarcesible como extrañamente fugaz, se obstina en esbozar una creación que ha atestiguado las vivencias, el amor y la conmoción de un hombre por la grandeza del avenir.

Esa unión es la que creo por fin he sentido hoy espero no perderla, es muy grata y dichosa.

Alexis Théus

Un hombre oscuro (Yourcenar)

“Si en alguna parte hubiera un eje, parecido a una cucaña, por el que yo pudiera trepar hacia lo que las gentes suponen es «lo de arriba»… O bien, si pudiese encontrar un agujero, y bajar por él hacia no sé qué clase de divinas antípodas… Y aun siendo esto posible, sería preciso que ese eje o ese agujero se hallasen en el centro, fueran un centro. Pero desde el momento en que el mundo (aut Deus) es una esfera cuyo centro está en todas partes, como lo afirman los entendidos (aunque yo no veo por qué no podría ser un poliedro irregular), bastaría con excavar en cualquier sitio para sacar Dios, como cuando estamos a la orilla del mar y sacamos agua, al excavar la arena… Excavar con las uñas, con los dientes y con el hocico, en esa profundidad que es Dios… (Aut Nihil, aut forte Ego). Ya que el secreto consiste en que estoy excavando dentro de mí, puesto que en este momento me encuentro en el centro: mi tos, esa bola de agua y lodo que sube y que baja por mi pecho y me ahoga, el desvío de mis entrañas, estamos en el centro… Ese esputo que circula dentro de mí, estriado de sangre, esos intestinos que me atormentan como jamás me atormentarán los de otro y que, sin embargo, son de la misma carne que los suyos, la misma nada, el mismo todo… Y ese miedo a morir, cuando aún siento latir la vida con pasión hasta la punta del dedo gordo del pie… Cuando basta con una bocanada de aire fresco que entra por la ventana para henchirme de gozo, como un odre…”

“Un hombre oscuro”

Cuentos completos

Marguerite Yourcenar

Memorias de Adriano (citas)

“No es indispensable que el bebedor abdique de su razón, pero el amante que conserva la suya no obedece del todo a su dios.”

“Las palabras engañan, puesto que la palabra placer abarca realidades contradictorias, comporta a la vez las nociones de tibieza, dulzura, intimidad de los cuerpos, y las de violencia, agonía y grito”

“La técnica del gran seductor exige, en el paso de un objeto amado a otro, cierta facilidad y cierta indiferencia que no poseo; de todas maneras, ellos me abandonaron más de lo que yo los abandoné; jamás he podido comprender que pueda uno saciarse de un ser.”

“En mi juventud me bastaba la mirada de reojo del tabernero que me reservaba el mejor vino, privando por lo tanto a algún otro de beberlo, para asquearme de las diversiones romanas. Me desagrada que una criatura se crea capaz de calcular y prever mi deseo, adaptándose mecánicamente a lo que presume ser mi elecció”

“Sólo en un punto me siento superior a la mayoría de los hombres: soy a la vez más libre y más sumiso de lo que ellos se atreven a ser. Casi todos desconocen por igual su justa libertad y su verdadera servidumbre”

“Pero tampoco olvidemos al innoble adulador, que para no desagradar consentía en emborracharse en la mesa imperial, al jovenzuelo que opinaba sobre cualquier cosa con ridícula seguridad; al conversador frívolo, capaz de perder a un buen amigo por una frase ingeniosa; al soldado que cumplía con precisión maquinal sus bajas tareas de gladiador.”

“Un hombre que lee, que piensa o que calcula, pertenece a la especie y no al sexo; en sus mejores momentos llega a escapar a lo humano. Pero mis amantes parecían empecinarse en pensar tan sólo como mujeres; el espíritu o el alma que yo buscaba no pasaba todavía de un perfume.”

“Preveía con bastante exactitud el porvenir, cosa posible cuando se está bien informado sobre la mayoría de los elementos del presente.”

“Cada uno de nosotros posee más virtudes de lo que se cree, pero sólo el éxito las pone de relieve, quizá porque entonces se espera que dejemos de manifestarías. Los seres humanos confiesan sus peores debilidades cuando se asombran de que un amo del mundo no sea de una estúpida indolencia, presunción o crueldad”

“Mis cálculos atendían menos al efecto provocado en el prójimo que a mis propias ventajas. Quería que mi prestigio fuese personal, pegado a la piel, inmediatamente mensurable en términos de agilidad mental, de fuerza o de actos cumplidos. Los títulos, de venir, vendrían más tarde y serían diferentes: testimonios de victorias más secretas a las cuales todavía no osaba pretender. Bastante ocupado estaba por el momento en llegar a ser, o ser lo más posible Adriano.”

“Pero toda creación humana que aspire a la eternidad debe adaptarse al ritmo cambiante de los grandes objetos naturales, concordar con el tiempo de los astros.”

“Soy como nuestros escultores: lo humano me satisface, pues allí encuentro todo, hasta lo eterno.”

“Muy pronto la gratitud de los partos elevó templos al emperador romano que había instaurado y mantenido la paz; tuve mi santuario en Vologeso, en el seno de aquel vasto mundo extranjero. Lejos de ver en esas señales la adoración un peligro de locura o prepotencia para el hombre que las acepta, descubría en ellas un freno, la obligación de realizarse de conformidad con un modelo eterno, de asociar a la fuerza humana una parte de sapiencia suprema. Ser dios, en resumidas cuentas, exige más virtudes que ser emperador.”

“Toda dicha es una obra maestra: el menor error la falsea, la menor vacilación la altera, la menor pesadez la desluce, la menor tontería la envilece”

“Sería posible que el cielo nos intimidara sus órdenes y que los mejores de entre nosotros las escucharan allí donde el resto de los hombres sólo percibe un silencio aplastante?”

“Natura deficit, fortuna mutatur, deus omnia cernit. La naturaleza nos traiciona, la fortuna cambia, un dios mira las cosas desde lo alto.”

“La paz reinará otra vez entre dos períodos de guerra; las palabras libertad, humanidad y justicia recobrarán aquí y allá el sentido que hemos tratado de darles. No todos nuestros libros perecerán; nuestras estatuas mutiladas serán rehechas, y otras cúpulas y frontones nacerán de nuestros frontones y nuestras cúpulas; algunos hombres pensarán, trabajarán y sentirán como nosotros; me atrevo a contar con esos continuadores nacidos a intervalos irregulares a lo largo de los siglos, con esa intermitente inmortalidad”

Macrocosmos (Yourcenar)

Macrocosmos

Soles, exvotos de las tinieblas.

Corazones palpitantes, corazones traspasados,

lágrimas de plata entre fúnebres paños.

Soles, yo paso y ustedes pasan.

Objetos en el fondo de mi ojo,

como ustedes, yo me consumo:

ustedes ruedan en la sombra eterna

sin saber que la alumbran;

Yo sé porque ignoro.

Dentro de este caracol sonoro,

en esta esponja donde palpita mi alma,

en mis entrañas, una sola fuerza se concentra,

y su lucha es mi lucha.

Vous ne saurez jamais (Yourcenar)

VII. VOUS NE SAUREZ JAMAIS

Vous ne saurez jamais que votre âme voyage

Comme au fond de mon cœur un doux cœur adopté ;

Et que rien, ni le temps, d’autres amours, ni l’âge,

N’empêcheront jamais que vous ayez été.

Que la beauté du monde a pris votre visage,

Vit de votre douceur, luit de votre clarté,

Et que ce lac pensif au fond du paysage

Me redit seulement votre sérénité.

Vous ne saurez jamais que j’emporte votre âme

Comme une lampe d’or qui m’éclaire en marchant ;

Qu’un peu de votre voix a passé dans mon chant.

Doux flambeau, vos rayons, doux brasier, votre flamme,

M’instruisent des sentiers que vous avez suivis,

Et vous vivez un peu puisque je vous survis.

MARGUERITE YOURCENAR. (1903-1987)

Breve comentario sobre la enseñanza y la amistad

Breve comentario sobre la amistad y la enseñanza

 (En memoria de Humberto Aguilar Cortés y dedicado a Marco Antonio, Pepe, Carlos y mi abuelo Bismarck.)

4 años después, visto en retrospectiva, reflexionando y “definiendo” ingenuamente a los hombres “guías” de todas las épocas, hoy puedo detenerme a compartir algunas conclusiones respecto de las figuras que me han favorecido con su confianza y amistad, y sobre todo, cambiaron mi forma de ver la vida al enseñarme a concebirme como alguien que no imaginaba aspiraría a ser. Estas personas tuvieron a bien permitirme reflejarme en sus espejos, compartirme su lucidez y brillo, y, finalmente, enseñarme por medio de su actuar a brillar por mí mismo.

Hoy se conmemora un aniversario luctuoso más del maestro Humberto Aguilar Cortés, sin embargo, hasta hoy -en mi caso- convergieron las sensaciones y se materializaron en lenguaje para dedicarle el tiempo que en 2013 no pude dedicar.

Centrarme en su trayectoria profesional o discurrir sobre su novelesca -y admirable- vida personal, me trasciende y me resulta nimio, no deseo glosar lo que la narrativa anodina de esta ciudad ya ha escrito y difundido sobre él.

En la actualidad, uno de los movimientos “dialécticos” que coadyuvan en la evolución social es la relación entre quienes establecen un vínculo de enseñanza-aprendizaje. Gracias a éste, la síntesis de épocas, vivencias, ideas y visiones es posible en virtud del diálogo entre dos temporalidades. Esto, siempre lo entendieron a quienes dedico estas palabras, jamás vi en ellos un sólo atisbo de mezquindad ni de dogmatismo y muy por encima de las micro épocas y sucesos que atestiguaron, siempre consiguieron arrojar luz sobre los asuntos más nebulosos y cansinos originados por quienes siempre -pública y clandestinamente- les repudiaron. 

En la vida cotidiana, escenario donde fijaron su rol de maestros y amigos, siempre tuvieron la clarividencia para esbozar la sentencia y el consejo para quienes les requerían. Jamás guardaron ni escondieron su conocimiento, por el contrario, siempre obsequiaron indistintamente las reflexiones que consideraron podían orientar a sus interlocutores. Al día de hoy ninguno de estos hombres de preclara inteligencia han sido egoístas con su sapiencia. Talentosos y sensibles para leer la realidad y saber cuándo ser protagonistas de la misma, nunca se desgastaron en escuchar o recibir el vituperio travestido de elogio; sin duda, este último, accidente del comportamiento ignominioso de quienes hoy luchan inútilmente por sacudirse su sombra o quienes erigen una enemistad donde sólo hay nadería y obscuridad.

Por medio de la palabra, el conocimiento, la lealtad y el compartir un cúmulo de afinidades y concepciones con estos amigos, establecí un intemporal vínculo que sé habrá de prolongarse en un hasta ahora innominado legado. 

En lo personal, jamás he sentido escozor ni envidia por quiénes han sido y lo que han sido mis maestros y amigos, de hecho, cada día me gusta más ser quien soy, y en ese gusto místico y algo infantil que descubro, más dichoso me siento en poder plasmar estas pocas líneas a favor de estos seres ejemplares y auténticos.

Finalmente, en tiempos en que son escasos los ejemplos de lealtad, de honor y de amistad desinteresada, pienso que rememorar -de forma algo desorndenada- lo que simboliza Humberto Aguilar Cortés es lo menos que puedo hacer para externar un poco de la gratitud que siento hacia su figura.

Hasta donde estés, muchas gracias, Humberto.

La Construcción de la Torre de Babel (Juan Benet)

Citas:
-) Ya puestos en el terreno de una teopsicología cabe pensar que el rapto de furor de Jehová no se puede justificar, como en otras ocasiones, por la desobediencia de sus criaturas -bastante ingenuas como para pretender alcanzar el cielo con la cúspide de su torre- sino por el temor que le producía un proyecto completo para culminar una sociedad perfecta.
-) Se puede definir el mito como un invariable ucrónico determinado por un conjunto de variables históricas; constituye el testimonio de la permanencia de una cierta cultura a medida que esta se va despojando de sus credos y sustituyéndolos por otros, revelado de manera ostensible por la historia de las religiones.

Citas “Hombre sin atributos”

-) “Es, pues, lógico que las pequeñas obras cotidianas, en su importe social y en cuanto interesan para esta suma, presten mucha más energía al mundo que las acciones heroicas. Una heroicidad aparece tan diminuta como un grano de arena echado ilusionadamente sobre un monte. Este pensamiento le agradó.”

-) “los calculadores fríos no consiguen en la vida la mitad del éxito de los de naturaleza mixta y equilibrada, siendo éstos los verdaderamente capacitados para entender a los hombres y las relaciones que les pueden procurar ventajas.”

-) “El que lo posee no dice, por ejemplo: aquí ha sucedido esto o aquello, sucederá, tiene que suceder; más bien imagina: aquí podría, debería o tendría que suceder; y si se le demuestra que una cosa es tal como es, entonces piensa: probablemente podría ser también de otra manera. Así cabría definir el sentido de la posibilidad como la facultad de pensar en todo aquello que podría igualmente ser, y de no conceder a lo que es más importancia que a lo que no es. Como se ve, las consecuencias de tal disposición creadora pueden ser notables; es así como, por desgracia, aparece no pocas veces falso lo que los hombres admiran, y aquello que prohíben, lícito, o bien ambas cosas como indiferentes.”

-) “Dios hubiera preferido hablar de su mundo en subjuntivo potencial (hic dixerit quispiam…) porque Dios crea el mundo y piensa simultáneamente que bien podría ser de otra manera.”

-) “Ulrich, queriendo decir algo que fuera inteligible, aprovechó la oportunidad para hacer la observación de que también el amor pertenece a las experiencias religiosas y peligrosas, porque sustrae al hombre de los brazos de la razón y lo traslada a un estado inconsciente sobre un abismo sin fondo.”

-) “Los hombres vagan por el mundo como profecías del futuro y todas sus obras son tentativas y pruebas; pues toda acción puede ser superada por la siguiente». Esta frase, a decir verdad, la compuso Ulrich sirviéndose de otras similares de Emerson.”

-) “De ahí que puede ser útil tener presente que en los peores tiempos se hicieron casas horribles y malísimas poesías, siguiendo el bello principio de los mejores tiempos; no se olvide que toda generación intenta destruir los resultados positivos de una época precedente creyendo mejorarlos, que la juventud anémica de semejante época se envanece de su joven sangre exactamente igual que la gente nueva de todas las épocas.”

-) “No existe una sola idea importante de la que la necedad no haya sabido servirse; ésta es universal y versátil, y puede ponerse todos los vestidos de la verdad. La verdad, en cambio, tiene un solo traje y un único camino para cada vez, y acarrea siempre desventaja.”

-) “Esto no viene a nada, pero pone el proceso en movimiento. La historia le habrá enseñado que la verdadera fe, la verdadera moral y la verdadera filosofía no han existido nunca en la perfección deseada; y que, por otra parte, ellas han desencadenado las guerras, las obscenidades, los odios, han transformado fructuosamente el mundo.”

-) “Probablemente, la descomposición de las relaciones antropocéntricas, que durante tanto tiempo han considerado al hombre como centro del universo, pero que desde hace siglos están desapareciendo, ha llegado; finalmente, al propio yo, pues la creencia de que lo más importante en la vivencia es que uno la viva y en la acción que uno la haga comienza a parecer, a la mayor parte de los hombres, una ingenuidad. No cabe duda de que hay todavía personas que viven su vida personal; dicen: —Ayer estuvimos en casa de fulano o de mengano, o bien: —Hoy vamos a hacer esto o aquello, y comienzan a gozar en eso, aunque no tenga todavía contenido ni significado. Aman todo lo que tocan sus dedos, y son personas privadas tan exclusivamente como es posible serlo; el mundo se hace privado en cuanto se toma contacto con ellas, y brilla como un arco iris. Quizá son muy felices, pero esa clase de personas les parecen absurdas a las otras, aunque todavía no se haya conseguido saber por qué. Tras estas consideraciones, Ulrich tuvo que confesar, sonriendo, que, a pesar de todo, él era todo un carácter, aun sin tenerlo.”

-) “prejuicio, una vida que redunda primero en ventaja propia y, a través de ella, en bien de los demás es menos estimada que la caballerosidad y las ideas políticas, y por ocupar los empleos estatales un plano moral más elevado que los privados, fueron ellos los últimos en olvidarlo y se aprovecharon notoriamente de las ventajas que ofrecían al bienestar”

-) “Te voy a decir lo que tengo contra él —repitió Ulrich—. «El hombre científico» es actualmente inevitable; ¡no se puede no querer saber! Y nunca ha sido tan grande como hoy la diferencia entre la experiencia de un especialista y la de un profano. Basta examinar la habilidad de un masajista o de un pianista; nadie lleva al hipódromo un caballo sin previa preparación. Únicamente en los problemas de la vida humana se cree cada uno competente para opinar y decidir y un viejo prejuicio afirma que hombre se nace y se muere. Cuando pienso que las mujeres de hace cinco mil años escribieron las mismas cartas de amor que las de hoy, no puedo leer una sin preguntarme si no deberían cambiar alguna vez.”

-) “En efecto, suponiendo que en la historia no se den vueltas voluntarias, la humanidad se asemeja a un hombre que camina siempre hacia adelante, movido por un afán tremendo de viajar, para el que no hay posibilidad de retroceso ni de meta; ése es un estado muy interesante.”

-) “Las actividades humanas se podrían clasificar con el número de palabras que necesitan; cuantas más sean necesarias, peor se puede pensar de su carácter. Todos los conocimientos que ilustran la transformación de nuestra raza, desde el vestido de pieles al vuelo humano, llenarían, incluidas sus pruebas definitivas, no más de una biblioteca portátil; sin embargo, no sería suficiente una estantería del tamaño de la tierra para acoger todo el resto, excluida la ilimitada discusión mantenida no con la pluma sino con la espada y las cadenas. Surge espontáneo el pensamiento de que llevamos muy irracionalmente nuestro negocio humano, si no lo conducimos según esos métodos científicos tan ejemplares.
Así ha sido en realidad el clima y la disposición de un tiempo —de ífuna porción de años, apenas de decenios— que Ulrich había vivido en parte. En aquella era se pensaba así (aunque este «se» sea un dato voluntariamente impreciso) y no es posible decir cuántos ni quiénes pensaban así; era algo suspendido en el aire y no se sabía si se podría vivir con «exactitud». Hoy día habrá quien pregunte por su significado. La respuesta sería que se puede imaginar la obra de una vida compendiada lo mismo en lo mismo en tres volúmenes que en tres poesías que en tres actos de un drama donde la capacidad personal se ejercite al máximo rendimiento”

-) “—¿Qué ha quedado de mí? —pensó Ulrich amargamente—. Quizás un hombre valiente e invendible que se ilusiona en no respetar más que unas pocas leyes exteriores por amor a la libertad interior. Pero esta libertad interior consiste en poder pensar en todo, en saber por qué no necesita acomodarse a la condición humana y nadie tiene idea de las cosas por las que se debe dejar influir.”

-) “Por eso un modo original de vivir sería el intentar alguna vez no comportarse como una persona determinada en un mundo determinado, donde yo diría que no hay más que dos o tres botones que apretar, lo cual recibe el nombre de desarrollo; más bien habría que intentar vivir como un hombre nacido para transformarse dentro de un mundo creado para la evolución, o sea, aproximadamente como una gotita de agua en una nube.”

-) “Yo admiro a su primo en muchas cosas, y sé que con esto formulo una afirmación demasiado arriesgada, porque apenas se puede fiar uno de lo que dice; yo diría casi que le quiero, pues posee una libertad e independencia extraordinarias junto con otras cosas raras e inamovibles. Justamente esa mezcla de libertad y de inflexibilidad es quizá lo que, por lo demás, le hace atractivo. No obstante, es un hombre peligroso debido a sus infantiles extravagancias en el orden moral y por su ingenio refinado que busca siempre aventuras, sin saber en realidad lo que le mueve hacia ellas.”

-) “Respuesta número uno: porque la historia universal se forma, sin duda, iguál que todas las demás historias. Cuando al autor no se le ocurre ya nada nuevo, toma la historia del vecino y la copia. Ésta es la razón por la que todos los políticos estudian historia en lugar de biología u otras ciencias parecidas. Lo dicho respecta a los autores.”

-) “Ulrich desarrolló el programa de vivir la historia de las ideas en lugar de la historia universal. La diferencia estaría, dijo, no tanto en el acontecimiento mismo cuanto en el significado a él atribuido, en la intención adherente, en el sistema acoplado a cada suceso. El sistema entonces vigente era el de la realidad, y se podía comparar a una mala comedia. No en vano se dice «la comedia del mundo», pues en la vida se repiten siempre los mismos papeles, los mismos nudos dramáticos y las mismas fábulas. Los hombres aman porque tienen el amor delante, y lo aceptan tal como se brinda; son orgullosos como los indios, como los españoles, como las vírgenes o como el león: “asesinan, en un noventa por ciento, porque el matar es considerado trágico y grandioso. Los afortunados modeladores políticos de la realidad tienen, prescindiendo de las grandes excepciones, mucho de común con los escritores de obras de taquilla; los animados argumentos que crean estos seres aburren por su falta de espíritu y de originalidad, y nos introducen en ese estado de somnolencia irresistible en el que cualquier cambio nos agrada. La historia, así considerada, nace de la rutina de las ideas y de la indiferencia: la realidad surge del hecho de no hacer nada por las ideas. Ulrich afirmó que se podía hacer un resumen diciendo que nosotros nos interesamos muy poco en el hecho que tiene lugar y demasiado en la persona, el lugar y el tiempo en que la acción se realiza, de modo que parece que no nos interesa el espíritu del acontecimiento, sino su fábula, no el descubrimiento de un nuevo contenido vital, sino la distribución del ya existente, correspondiendo “esto exactamente a la diferencia entre la buena obra y la simple comedia de éxito.”

-) “Y Ulrich siguió: —Los grandes libros respiran este espíritu, que ama, el destino de las personas individuales, porque no se adaptan a las formas que la colectividad intenta imponer. Esto conduce a decisiones imposibles de decidir; lo único posible es reproducir su vida. Extrae tú el sentido de todas las obras poéticas y conseguirás en ejemplos concretos la negación indefinida y experimentada, aunque incompleta, de todas las normas válidas, de todas las ordenaciones y principios sobre los que descansa la sociedad amante de tales poesías. Una poesía parte en trozos el sentido del mundo dependiente de mil palabras cotidianas, lo parte por la mitad y hace de él un globo huidizo. Si a esto se le llama belleza, como es costumbre, la belleza resultaría ser un trastorno mil veces más cruel y despiadado que cualquier revolución política.”

-) “No todo el mundo es tan aplicado como tú para hacer síntesis —prosiguió Ulrich—. Tras los esfuerzos pasados hemos entrado en una época de decadencia. Imagínate cómo suceden hoy día las cosas: cuando hombre distinguido plantea al mundo una idea, ésta es sometida inmediatamente a un concurso de distribución, integrado por simpatía y antipatía; primero, los admiradores la rasgan en grandes jirones como mejor les place, y despedazan a su maestro como los zorros la carroña; luego, los contrarios derrumban los pasos débiles, y en breve no queda de toda la obra más que una colección de aforismos de los que se sirven amigos y enemigos. Consecuencia: general ambigüedad. No hay un sí del que no cuelgue un no. Puedes hacer lo que quieras, siempre habrá a favor veinte ideas de las más hermosas y, si quieres, otras veinte en contra.”

-) “Los siglos pasados cometieron quizá un grave error al atribuir un valor tan grande a la inteligencia y a la razón, a las convicciones, a los conceptos y al saber; fue como querer considerar al registro y al archivo como las páginas importantes de un ministerio por la simple razón de que se encuentran en la oficina central, si bien no pasan de ser dependencias auxiliares cuyas órdenes les vienen de fuera.”

-) “El hecho de concentrarse supone vencer constantemente la propia comodidad». «Y la disciplina espiritual implica una educación disciplinada de la mente, gracias a la cual el hombre está cada vez más en condiciones de elaborar racionalmente largas series de conceptos, entre constantes dudas sobre sus propias intuiciones, es decir: mediante silogismos irreprochables, a través de encadenamientos de conclusiones y de conclusiones encadenadas, de inducciones o deducciones, no sometiendo el juicio obtenido a una verificación mientras las ideas no encajen unas con otras».”

“El hombre es un ser que no puede salir adelante sin entusiasmo. Y el entusiasmo es el estado en el que todas sus ideas y sentimientos tienen el mismo espíritu. ¿Piensas, casi al contrario, que se trata del estado en que un sentimiento, un único sentimiento, tiene una fuerza enorme que puede arrastrar consigo a todos los demás (¡que te arrebata!)? ¿No? ¿No era esto lo que querías decir? Pues es así, de todos modos. También es así. Pero la fuerza de semejante entusiasmo carece de sostén. Los sentimientos y las ideas sólo adquieren una continuidad apoyándose entre sí, formando un todo; deben orientarse de un modo u otro hacia un mismo objetivo y arrastrarse entre sí.
Con todo los medios, con estupefacientes, con fantasías, con la sugestión, la fe, la convicción, y a veces con la simple ayuda de los efectos simplificadores de la estupidez, el hombre trata de crear un estado que se le parezca. Cree en unas ideas, no porque a veces sean ciertas, sino porque tiene que creer. Porque debe mantener en orden sus inclinaciones. Porque tiene que tapar con un engaño el agujero que hay entre sus paredes vitales, un agujero por el que sus sentimientos podrían escapar a los cuatros vientos. Probablemente lo justo sería, en lugar de entregarse a efímeros estados aparentes, buscar al menos las condiciones del verdadero entusiasmo.
Sin embargo, aunque, en conjunto, el número de decisiones que dependen del sentimiento es infinitamente más grande que el de las que pueden ser adoptadas por la simple razón, y todos los acontecimientos que mueven a la humanidad surgen de la imaginación, resulta que sólo los problemas racionales se revelan como algo suprapersonal; para todo lo demás, nada ha ocurrido que merezca el nombre de esfuerzo común, ni que insinúe simplemente el conocimiento de su urgente necesidad.”

El intelectual y su mundo (Julián Marías)

“El tercer aspecto es más sutil y aparentemente venial, pero si se mira bien es el más peligroso. Consiste en la aceptación de la mentira, la ficción y los falsos prestigios. Hay en nuestro tiempo un número considerable de gentes sin ningún valor, que pretenden tenerlo y que son propuestas como grandes figuras por los poderes políticos o de grupos influyentes. El reconocimiento de esa pretensión por parte de los intelectuales, el hecho de que estos se comporten como si eso fuera verdad, es uno de los elementos que más perturban la vida intelectual y las relaciones internacionales. Y, para que la cosa sea más injustificable, hay que agregar que la reacción social es casi siempre mucho más sana y certera: en España —para buscar el ejemplo que me es más próximo y conozco mejor— se ha tratado en los últimos años de imponer como intelectuales valiosos a una serie de escritores que han gozado de todos los recursos imaginables para afianzar su prestigio; pues bien, es menester decir que ni uno solo ha logrado afirmarse en la opinión pública; más aún: los pocos de entre ellos que tienen auténtico mérito son estimados por la sociedad un poco menos “de lo que sería justo, precisamente por haber sido impulsados y apoyados por diversos poderes. Y ante esta reacción colectiva contrasta más aún el comportamiento indebido de muchos intelectuales.”

“Y ésta es la segunda condición del intelectual: intentar decir, ejercer presión sobre el contorno, actuar sobre él. Pero entiéndase bien: actuar intelectualmente; por tanto, intentar decir la verdad, y la verdad justificada. En estos tiempos en que dominan la sinrazón y el irracionalismo, el intelectual tiene que cargarse de razón. Por tanto, tiene que ajustarse a las exigencias teóricas de los temas de que se ocupa; y esto lo obliga, por supuesto, a ser actual y no arcaico, y a evitar todo provincianismo, es decir, tiene que hacer su labor intelectual en el mundo, no en esa provincia particular que es su país, y que sólo adquiere su justificación cuando se articula con las demás. En un trabajo titulado «El pensamiento europeo y la unidad de Europa» me ocupé hace un par de años detalladamente de esta cuestión, y no creo necesario insistir.”

[…]

“El fanático, que maneja una idea —en general, una pseudo idea— como una maza o como un puñal, nada tiene que ver con el gremio de los que pretenden entender las cosas y decir lo que son. El que utiliza un prestigio ganado escribiendo novelas, componiendo versos, haciendo música, investigando el átomo o filosofando, para apoyar —no con razones, sino con esa autoridad— una causa política, para denunciar a sus enemigos políticos o personales, para orientar tendenciosamente las instituciones de cultura, invierte estrictamente su papel y es exactamente lo contrario de un intelectual.

El intelectual tiene derecho, por supuesto, a equivocarse; no a mentir. Tiene derecho a apasionarse, con tal que su pasión, como decimos en español, no quite conocimiento. Tiene derecho a vivir y ganar algún dinero, aun en circunstancias en que la libertad no exista; pero en ese caso, no como intelectual. Tiene derecho a tomar una posición política, pero no a ser cómplice del crimen, la opresión o el engaño. Tiene derecho a sentir simpatías o antipatías por una nación, una ideología o un grupo, pero no a sustituir la realidad por sus sentimientos particulares y domésticos.”
Excerpt From: Marías, Julián. “El intelectual y su mundo.”