Tigres de Arena
28 de noviembre del 2016
“¡Hasta siempre, siglo XX!”
“Para el caso cubano, el lugar que le deparará la historia a Fidel Castro tardará en definirse allende las corrientes que dediquen su tiempo al esclarecimiento y reivindicación de sus acciones. “
Si Hannah Arendt hubiera alcanzado esta época seguramente habría dedicado algún texto para estudiar el fenómeno político en que se convirtió Fidel Castro Ruz. Ya fallecido el líder de la Revolución Cubana, hordas de oportunistas tanto de izquierda como de derecha se han aglomerado para lanzar el apunte más original o polémico en torno a alguien que únicamente conocieron virtualmente.
Es importante recordar que la Historia escrita tradicionalmente se ha enfocado en la evolución del ejercicio del Poder y el desarrollo de las naciones. Según el alcance de su visión, el ser humano ha fragmentado el pasado y le ha estudiado con la ingenua intención de descubrir su propio rostro y el motivo último de su existencia. Con base en este ejercicio, las diferentes escuelas han dilucidado interpretaciones del devenir del hombre en sociedad y de su vida en ésta. Así, de acuerdo a las doctrinas filosóficas y al avance dialéctico del pensamiento humano, el hombre moderno se ha narrado a sí mismo sus aciertos y sus errores, enalteciendo unos y otros según su conveniencia. Bajo esta dinámica, la grandeza o bajeza de algunos personajes históricos se ha visto construida de acuerdo a las necesidades de sus respectivos pueblos. Para el caso cubano, el lugar que le deparará la historia a Fidel Castro tardará en definirse allende las corrientes que dediquen su tiempo al esclarecimiento y reivindicación de sus acciones.
Por otro lado, anticipo un nuevo orden político mundial, es una extraña casualidad que en un mismo año y con tan poco tiempo de diferencia haya surgido un cisma como Donald Trump y se acerque el fin del sueño socialista en América Latina. Los ideales que encarnó el inteligente señor Castro Ruz marcaron a una generación comprometida que soñó con el fin de la desigualdad y la emancipación del latinoamericano, empero, en la práctica demostró que no sólo basta el ímpetu y el coraje para realizarlos.
El único hecho que yo puedo refrendar u obviar, es, que con la muerte de Fidel Castro Ruz se cierra una época en la historia política de Occidente. Inclusive, podría afirmar que el comandante Castro se encuentra entre los cinco personajes más importantes del siglo XX debido a la gran influencia que ejerció en América y en los doctrinarios del marxismo-leninismo a nivel mundial. Esto, se dio evidentemente con sus claroscuros y los historiadores se dedicarán a estudiar y elevar la vida pública de Castro Ruz a objeto de conocimiento; inclusive, para algunos significará el escribir la condena o la absolución de este personaje. Suceda una u otra cosa, espero que estos testimonios se conviertan en luces que guíen al latinoamericano a perder su minoría de edad y consiga finalmente afianzarse como un ciudadano autónomo de la civilización de Occidente.
Habiendo despedido simbólicamente el siglo XX, lo único que me resta es depositar mi esperanza en el que vivimos, augurando que los mejores tiempos están aún por venir, ojalá no me equivoque.